En redes sociales se ha vuelto viral un nuevo concepto: los “hombres performativos”. Se trata de chicos —sobre todo de la Gen Z— que construyen una masculinidad “progresista” y “no tóxica” a través de gestos, accesorios y un look cuidadosamente calculado. Pero, ¿qué tan auténtica es esta estética?
Según The Washington Post (2025), más que un cambio profundo en lo masculino, podría ser una estrategia consciente de seducción en la era digital.
El fenómeno: entre tote bags y matcha lattes
El arquetipo del hombre performativo suele aparecer con un uniforme reconocible: pantalones anchos, camisetas ajustadas, chaquetas oversize, calcetines altos y zapatillas finas. A esto se suman accesorios “instagramables”: tote bags de librerías hipsters, cámaras desechables vintage, cadenas plateadas y —cómo no— un matcha latte en mano.
De acuerdo con GQ (2025), se trata casi de una “lista de verificación” para marcar casillas del deseo percibido: sensibilidad, cultura, feminismo, estética cuidada. En clave evolutiva, la ropa y los objetos funcionan como “ornamentos sexuales”, una forma contemporánea del plumaje del pavo real (Skeptic.com).
Representaciones en cine y cultura pop
En pantalla grande, esta figura encuentra eco en el “softboy”, popularizado por actores como Timothée Chalamet o Harry Styles.
El académico Aaron Muldoon lo describe como un personaje “delgado, a la moda, afable y emocionalmente inteligente” (Academic Conferences). Esta figura desafía al macho tradicional musculoso y distante, proponiendo un híbrido: ternura estética sin renunciar al atractivo físico.
No es casualidad que el cine y las series muestren cada vez más este tipo de hombre: diverso, ambiguo, sensible, y a la vez deseable para distintos públicos.
Viralidad en TikTok e Instagram
Las redes sociales son la incubadora de los hombres performativos. En TikTok abundan clips de chicos leyendo en cafés, bailando con joyería o mostrando su rutina de skincare con un aire irónico.
Un estudio académico citado en DOAJ señala que aquí ocurre una “hibridación de la masculinidad”: se rompen estereotipos rígidos (usar cosméticos, joyas, mostrarse vulnerables), pero al mismo tiempo se refuerzan rasgos clásicos como la fuerza o la belleza física.
La ironía tampoco falta: muchos TikToks parodian la competencia por tener “el tote bag más culto” o la “playlist más alternativa”. La performatividad se vuelve show, un capital digital en sí mismo.
¿Autenticidad o manipulación?
Lo curioso es que esta estética no siempre se percibe como genuina. Varios medios (Washington Post, SGN) han señalado que para algunas mujeres, los gestos performativos son ya “una nueva bandera roja”: detrás de libros feministas o camisetas con slogans progresistas, puede esconderse manipulación sentimental.
Algunos chicos admiten incluso llevar accesorios “de utilería” —como audífonos desconectados o libros que ni leen— solo para reforzar la pose (GQ, SGN). Es lo que se ha denominado el “pick-me boy”: el joven que aparenta ser distinto a otros hombres para ganar puntos, aunque en lo privado reproduzca conductas tradicionales o incluso tóxicas.
Una lectura sociológica: masculinidades en crisis
Desde la teoría de género, el fenómeno confirma que la masculinidad es un performance social, como apuntó Judith Butler. Raewyn Connell, referente en estudios de masculinidades, describe cómo la hegemonía masculina clásica (dura, dominante, heterosexual) convive hoy con masculinidades híbridas que mezclan sensibilidad con códigos tradicionales (Etnologia UW).
Investigadores en Instagram y TikTok (revista Punto Género, Chile; DOAJ) identifican que los jóvenes exhiben sus cuerpos de forma contradictoria: glorifican lo masculino normativo, pero también exploran la vulnerabilidad y la estética. En palabras de Eric Anderson, creador de la teoría de la “masculinidad inclusiva”, la apertura a expresiones más suaves puede ser real… aunque a veces quede atrapada en la lógica superficial del consumo digital.
¿Avance o espejismo?
El hombre performativo es, al mismo tiempo, síntoma y espectáculo. Denuncia al macho tradicional, pero usa nuevas formas de validación para seguir compitiendo por la mirada femenina y por likes.
Como resumió GQ: el baile de apareamiento masculino es tan antiguo como la historia humana; la diferencia es que hoy se hace con tote bags, matcha y playlists de indie pop.

Deja un comentario