Los capibaras no solo se han convertido en estrellas de internet, también en un espejo de cómo entendemos la cultura digital. Este simpático roedor, que antes apenas aparecía en documentales de naturaleza, hoy invade TikTok, Instagram y hasta ferias artesanales en forma de peluches, mochilas o memes virales. Su imagen transmite calma, ternura y amistad, pero su popularidad también abre una pregunta más profunda: ¿qué pasa con el “aura” de algo cuando se reproduce hasta el infinito en la era digital?
Al observar el fenómeno de los capibaras, encontramos un ejemplo vivo de lo que Walter Benjamin ya advertía en los años 30: que la reproducción masiva cambia la forma en que percibimos los objetos, las obras e incluso a los animales. De símbolo natural pasó a mercancía pop. De un animal sereno en la selva, a un avatar de “buenas vibras” en millones de pantallas.
¿Por qué los capibaras son tan populares?
Los significados que los usuarios de internet les han otorgado explican el boom:
- Calma y serenidad: ver un capibara, ya sea real o en peluche, transmite paz y nos recuerda bajar el ritmo.
- Amistad y conexión: al vivir en grupos, se han convertido en ícono de comunidad y apoyo mutuo.
- Felicidad y positividad: su expresión relajada los asocia con energía positiva y mensajes optimistas.
- Conexión con la naturaleza: evocan armonía con el ambiente, lo que los vuelve atractivos en un mundo urbano saturado.
- Símbolo de ternura: artesanías y ferias en Perú ya los exhiben como un emblema cultural de simpatía.
Así, los capibaras no son solo animales: son un fenómeno estético y social que refleja cómo buscamos refugio emocional en íconos digitales.
El aura según Walter Benjamin
Walter Benjamin definió el aura como la presencia única e irrepetible de una obra en su contexto. Al multiplicarse las copias, esa singularidad se diluye: mirar un atardecer en vivo no es lo mismo que ver su foto repetida mil veces en redes.
Aplicado a los capibaras, el animal en su hábitat conserva un aura natural. Pero en la cultura digital, su imagen viralizada en peluches, canciones de TikTok y memes se convierte en una copia reproducida sin fin. Lo que era único —el capibara real, en un río sudamericano— se sustituye por millones de versiones estandarizadas.
Capibaras como objeto cultural reproducido
- En ferias y tiendas online, peluches y accesorios de capibaras se venden por miles.
- En TikTok, canciones repetitivas con la palabra “capibara” acumulan millones de reproducciones.
- En redes, se usan como símbolo de calma o amistad en contextos tan variados que ya no remiten al animal real.
Esto refleja la lógica que describió Benjamin: la reproducción técnica atrofia el aura original, reemplazándola por una presencia masiva y difusa.
¿Aura perdida o reinventada?
Aquí surge la pregunta clave: ¿la viralización de los capibaras destruye su aura o crea una nueva?
Benjamin sugeriría que se perdió: ya no vemos al animal real, sino una figura repetida hasta el cansancio. Pero algunos teóricos actuales hablan de un “aura digital”: una experiencia compartida en comunidad. Millones de personas que reaccionan con ternura al mismo meme crean un ritual colectivo de conexión.
El capibara digital no tiene aura individual, pero sí un aura reticular: su poder simbólico no está en la selva, sino en los likes, hashtags y la nostalgia compartida.
En pocas palabras, los capibaras muestran cómo los objetos naturales se transforman en símbolos masivos en la cultura digital. Siguiendo a Benjamin, su aura original se diluye al convertirse en mercancía y meme. Pero al mismo tiempo, emerge un nuevo tipo de aura: la de lo colectivo, lo compartido en redes, lo que nos une en tiempos de saturación mediática.
En ellos no solo vemos un animal tierno, vemos nuestro propio deseo de calma, comunidad y positividad en medio de un mundo hiperreproducido.

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